Lo irracional domina la historia de esta película. El ataque sin razón de los pájaros lleva al espectador a un nivel máximo de suspenso que no llega a solucionarse con el fin; sin lugar a dudas, la intención de Hitchcock fue causar una desazón aún mayor al público al decidir no proporcionarle un final explícito a la trama de la historia. Sin embargo, el desarrollo de la historia nos proporciona una serie de indicios que nos transporta a una lista de premisas falsas que buscan dar respuesta al ataque de los pájaros; una de ellas es la figura femenina como perturbadora del orden establecido.
Si nos remontamos a las películas anteriores recordaremos que una de las tesis que el autor desarrolla es la que todos tenemos algún pecado que nos ata a los acontecimientos que se exponen en la película. El falso culpable se convierte en el live motive que atrapa al espectador, lo transporta por los acontecimientos que desencadenarán el clímax y a la solución del conflicto. Este personaje vive en un mundo potencialmente peligroso, y es en este mundo donde los pájaros atacan a los humanos sin ser provocados.
De esta manera, podemos inferir que una de las posibles soluciones que proporcionar la película es la de Melanie como una perturbadora del orden. Las acciones del pasado la persiguen a los lugares que visita, no importa cuanto tiempo haya transcurrido o cuan lejos haya estado; Lidya y Mitch conocen lo que se rumora de ella, aunque sean simples especulaciones de los medios. No obstante, los ataques de los pájaros inician cuando ella llega a Bahía Bodega, siendo ella la primera en ser agredida por una gaviota. El personaje de la madre histérica en el restaurante es la primera en formular en voz alta esta acusación, es un pensamiento generalizado en el pequeño pueblo, pero nadie se había atrevido a decirlo.
Las tórtolas que Melanie lleva a casa de Mitch son una pequeña pista de esta hipótesis, al ser consideradas como pájaros del amor, se formulan como sugerencia del enamoramiento entre ambos personajes; este a su vez llega a perturbar la armonía de la casa de Lydia, la cual ve como una invasora a la joven y a considerarla un peligro eminente para ella. La posible salida de Mitch de la casa materna genera un conflicto silencioso entre ambas mujeres; sin embargo, las tórtolas permanecen juntas hasta el final de la película, donde ambas mujeres se unen y reconcilian: Lydia estrecha la mano de la joven mal herida que yace en sus brazos y la protege al igual que una hija.
Esta explicación resultaría conciliadora para el espectador que busca una respuesta al enigma que plantea la historia pero, es rebotada por el mismo autor de la película: cuando Mitch sale a la cochera por el auto de Melanie enciende la radio y escucha que los ataques se han producido en otras ciudades aledañas; esta noticia nos sugiere que los ataques organizados de los pájaros no se deben a la presencia de la joven en el pueblo, sin embargo no proporciona otra respuesta.
Otra de las hipótesis que se pueden inferir a partir de los acontecimientos es la de la culpabilidad general del ser humano. Por medio del personaje cómico del restaurante surge una nueva respuesta a estos eventos: nos encontramos en un Apocalipsis, donde la anciana ornitóloga asegura que si así fuera, no tendríamos la oportunidad para salvarnos. El egoísmo del ser humano no ha dejado prosperar a los demás seres vivos que habitan este planeta, por el contrario, se ha encargado de eliminar a muchos de ellos; entonces ¿por qué un grupo de estos animales no nos elimina antes que nosotros a ellos? Y ¿por qué no las inocentes aves que adornan nuestro cielo?
Un ornitólogo como la anciana de la película nos diría que esta idea es ridícula, los pájaros no tienen la suficiente inteligencia como para organizar un ataque, pero hemos sido testigos de como actúa el instinto de una animal, si se siente en peligro defiende su vida y la de su nicho; por lo tanto, también podríamos considerar que los pájaros han sentido esta amenaza y por ello han decidido proteger su vida y asegurar su existencia.
Ciertamente la respuesta no es sencilla y tal vez nunca la podremos saber, hoy en día existe una cantidad infinita de razones que pueden justificar esta conducta, más la intención del Hitchcock no fue esta, su interés fue la de perturbar la siquis humana por medio de un evento inexplicable, donde lo irracional predomina sobre el hommo sapiens sapiens, y el instinto lleva a sobreviviencia de unos cuantos.
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