La preocupación por el estado interno de las personas atrae a miles de personas en todo el mundo; al igual que el interés por conocer la vida privada de los demás, el conocer el estado síquico del otro justifica la tertulia de varios amigos durante las tardes desocupadas.
En esta película se nos presenta una nueva noción de los personajes. Por primera vez nos enfrentamos a los temores de un hombre; la acrofobia de Scottie desencadenará una serie de sucesos irreversibles, los cuales, jugarán con la conciencia del espectador con respecto a lo que está presenciando a través de esta nueva ventana.
El primerísimo plano que aparece al inicio de la película, nos proporciona un enfoque sobre la enfermedad que aquejará y decidirá la vida del protagonista. El efecto de rotación en el ojo, es el mismo que se maneja cuando Scottie sufre de uno de sus episodios de vértigo; el manejo de la cámara en estas escenas es espectacular e impactante, logra reproducir y producir al espectador la sensación de vértigo y angustia que experimenta el personaje en esos momentos.
Después de ver caer a su compañero del techo, John decide retirarse de la policía. Midge, su amiga, le asegura que la única forma de curar el vértigo es experimentando un impacto emocional tan fuerte como el que se lo provocó. Conforme se desarrolla la historia, pareciera que la idea de la fobia del protagonista es delegada a un segundo plano, el autor nos lleva por la vertiginosa historia de amor y muerte que envuelve a Carlotta Valdés y a Madeleine Elster.
Al convertirse en el detective privado de Gavin Elster, John (Scottie) sin querer se ve envuelto en un complot en contra de la verdadera esposa de Elster, pero no es hasta el final del clímax cuando, tanto él como nosotros, nos percatamos de esto.
Scottie desempeña el papel de un sicólogo que analiza los sueños del Madeleine, tratando de encontrar una respuesta satisfactoria a su forma de actuar y a la supuesta “posesión” que sufre; cuando esta “muere”, el propio John comienza a sufrir estos sueños, los cuales, junto con la melancolía y la culpabilidad, lo sumergen en las fangosas lagunas de su mente.
En esta película, se nos muestra un juego de identidades. Los personajes se caracterizan por su perturbación: Judy sufre las consecuencias de su pasado y John, su vértigo. La doble identidad de Judy y su participación en el crimen, la llevan a aceptar los cambios que le va imponiendo Jonh hacia al final de la historia; la obsesión del protagonista lo hace resucitar a un fantasma, llevándolo sin querer, a resolver el misterioso parecido de la joven con Madeleine y, en última instancia, a curar su fobia.
El pasado del protagonista lo convierte en el indicado para convertirse en el cómplice de un crimen. Sin sospechar nada, tanto él como nosotros, partimos del hecho de que la joven que conocemos como Madeleine es en realidad la esposa de Elster. Esta mala premisa no conduce por una historia secundaria de amor; “La triste Carlotta” emerge como la justificación necesaria para atar a John como testigo del suicidio –homicidio que comete Gavin. Al mismo tiempo, por medio de ella se desarrolla la relación amorosa obsesiva de Scottie con Judy.
La película desarrolla una serie de elementos sicoanalícos que conducirán al espectador a una serie de interpretaciones erradas. Estas interpretaciones servirán a su vez como el vehículo por el cual se mantendrá el suspenso a lo largo de la película. Los giros dramáticos son efectivos, el espectador jamás sospecharía de un crimen ni tampoco del trágico final.
Esta es la primera película en la que vemos la ejecución del crimen perfecto. Debido al colapso nervioso que sufre el protagonista, nuca sospecharíamos del juego de identidades que tramó Elster, y la participación de Judy en este. El asesino no es capturado cuando John logra resolver el crimen, en su lugar, Judy, como cómplice, debe pagar su equivocación con la muerte.
La fascinación por lo morboso conduce los pasos del detective, el amor y la muerte lo guían hasta el final. Judy, como antagonista, logra curar con su muerte el vértigo de Scottie. El collar del Carlotta se vuelve la pieza clave del rompezacabezas, su obsesión con la pintura y con Madeleine, lo lleva a asociarlo con Judy; sin el collar el protagonista nunca habría logrado descifrar el enigma. A pesar del amor que siente hacia la joven, el detective no logra hacer un lado el enojo y el resentimiento, fue partícipe ciego de un homicidio y la mujer que ama es una sombra.
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